Con los años la mayoría de las personas presumen de quizá no saber lo que quieren pero sí de saber lo que NO quieren, y ahí entra el debate «¿realmente necesitas vivir con una nueva pareja para ser feliz?».
A veces parece que la sociedad nos «obliga» a llevar una vida «socialmente correcta», es decir que alrededor de los 30 tengas una pareja estable y alrededor de los 40 tengas ya una familia con unos dos hijos en edad escolar, mientras trabajas y haces lo que socialmente se espera de tí sin tener tiempo siquiera a pensar si eso que «socialmente» se espera de tí es lo que realmente siempre querías hacer y te hace vibrar.
Sin embargo, muchas personas llegan a los 60 años (ya sea hombre o mujer), separadas o incluso viudas y pese a la soledad se dan cuenta que quizá no vivieron la vida que les gustaría vivir, bien sea porque vivieron una vida al son de los gustos y aficiones de una pareja, o porque de repente se dan cuenta que no tener que rendir cuentas a nadie y poder realizar lo que realmente siempre has querido hacer, te hace pensar que quizá lo que la sociedad espera que hagas sea «políticamente correcto» sin embargo no es como te gustaría vivir.
Sin embargo otras personas dependen de una segunda persona para encontrar el equilibrio, hacer cosas juntos aunque sea sin relacionarse con los demás, alguien que te acompañe a la compra o que te acompañe cada día en la mesa porque de otro modo no te haría ilusión cocinar.
Otros se dan cuenta que vivir solo tampoco está tan mal, pero sin embargo es el miedo a lo que pueda pasar lo que les hace buscar una nueva pareja aun sabiendo que se resentirá esa nueva digamos que «libertad». Miedo por ejemplo a enfermar y que no haya nada cerca para ayudar, cuando hoy en día posiblemente un «botón» de teleasistencia posiblemente incluso sea más eficaz.
Y finalmente están quienes aun disfrutando de vivir solo y hacer lo que les apetezca sin que nadie se meta en sus «manías» dentro de su hogar, piensa que «socialmente» debería encontrar una pareja para así poder compartir momentos con otras parejas, o lo que muchos llaman «estar por estar».
¿Y a tí? con la experiencia que dan los años vividos ¿te has preguntado qué estado te hace más feliz?
