Las manos son una de las partes del cuerpo que más reflejan los efectos del frío y del paso del tiempo. Seguro que más de una vez has notado que, de repente, se sienten más secas o incluso algo agrietadas. Esto ocurre porque su piel es especialmente sensible a los cambios de temperatura, al aire seco y al viento, y además están casi siempre al descubierto.
Aunque el rostro también sufre con el frío, las manos suelen ser las primeras en “quejarse”. Son nuestra carta de presentación, nos acompañan en todas las tareas del día y son las protagonistas del tacto, por eso no es de extrañar que sean las primeras en avisarnos cuando necesitan atención extra.
Durante el invierno, el contraste entre el frío del exterior y el calor de los interiores, el uso de agua muy caliente o muy fría, y ese aire cortante que reseca tanto, hacen que las manos se resientan especialmente. Muchas personas aún recuerdan los sabañones que aparecían en los inviernos más duros, un recordatorio de lo importante que es mimarlas bien en esta época.
Los cinco cuidados imprescindibles para tus manos en invierno
- Hidratarlas al menos dos veces al día.
- Lavar con agua tibia.
- Elegir jabones con pH neutro y propiedades hidratantes.
- Realizar una exfoliación regular.
- Protegerlas con guantes.
Veamos cada punto con más detalle.
1. Hidratación: la clave del cuidado
Una buena crema de manos no solo hidrata, sino que también repara, nutre y devuelve elasticidad a la piel. Conviene aplicarla por la mañana y antes de dormir, y si notas tirantez repite la acción a lo largo del día.
2. Agua tibia, ni muy fría ni muy caliente
Con el frío tendemos a abrir el grifo del agua caliente para “entrar en calor”, y a veces hacemos lo contrario cuando tenemos prisa y usamos agua fría. Sin embargo, ambos extremos pueden dañar la piel de las manos.
El agua demasiado caliente elimina los aceites naturales que las protegen, y la muy fría las reseca y dificulta la circulación. Lo ideal es lavarlas con agua tibia, una temperatura agradable que las limpia sin agredirlas.
3. Jabones con pH neutro y nutritivos
El uso continuo de geles desinfectantes y el lavado frecuente de manos de los últimos años han hecho evidente lo importante que es elegir un jabón adecuado.
Busca productos con pH neutro y enriquecidos con ingredientes nutritivos como la glicerina o el aceite de almendras. Hoy en día existen jabones que, además de limpiar y desinfectar, hidratan y cuidan la piel, ayudando a mantenerla flexible y protegida.
4. Exfoliación: una limpieza más profunda
No solemos pensar en exfoliar las manos, pero hacerlo una vez a la semana ayuda mucho a eliminar células muertas y mejorar la absorción de las cremas.
Puedes usar un exfoliante específico de manos, o probar un truco casero muy eficaz: aprovechar los posos del café de la mañana. Frota suavemente las manos con ellos y acláralas con agua tibia; notarás enseguida cómo recuperan suavidad y luminosidad.
5. Guantes, tus grandes aliados
Los guantes son imprescindibles, y no solo para salir a la calle. También conviene usarlos al lavar los platos o hacer la limpieza, ya que los detergentes y el agua caliente eliminan la grasa natural que protege la piel.
Si además eliges un lavavajillas de pH neutro, estarás reduciendo aún más la agresión diaria a tus manos.
Y si sientes que están especialmente secas o agrietadas, hay un truco casero que nunca falla: aplica aceite de oliva o tu crema de manos habitual generosamente, y cúbrelas con unos guantes de algodón antes de dormir. Por la mañana las notarás suaves, nutridas y como nuevas.