Creo que con solo leer el título de este artículo, y sin necesidad de escribir el nombre de esta crema… seguro la mayoría ya habéis adivinado el nombre, y sí, no es otra que la mítica «Nivea» de la lata azul.
No podía dejar dedicar en este espacio dedicado a la Belleza, un apartado a esta insuperable crema, porque el mundo de la cosmética se habrá reinventando miles de veces, pero la Nivea de la lata azul, siempre será la crema de la lata azul, y ya no se trata solo del marketing vitalicio que le dio el color de la lata, si no que es una crema «recurrente». Es recurrente porque nos podemos gastar un dineral en cremas de todo tipo durante toda nuestra vida y al final raro es quien no tiene una lata azul de Nivea en casa, bueno habrá quien no, pero seguro que conoces a alguien que la tiene.
Y es que vale para todo, estos son algunos de los usos para los que va fenomenal esta crema:
- para nutrir el rostro en profundidad por la noche cuando duermes
- para reparar la piel después de tomar el sol
- para los talones agrietados
- para suavizar las manos
- para desmaquillar
- para las estrías
- hasta para limpiar artículos de cuero (bolsos, cinturones, zapatos)!
Pues esta jovenzuela ya ha cumplido un siglo, 100 años nada más y nada menos protegiendo nuestra piel, a la venta por primera vez en 1925 en el formato lata azul, y todavía no hay ninguna crema que le haga sombra aun con su humilde precio.
Y por si fuera poco, muchas personas recurren de nuevo a ella después de pasar años buscando cremas para el rostro que les «aporten» eso que su piel no acaba de encontrar, y que lo definen en una sola palabra «jugosidad».