diciembre 9, 2024

Revista V+65

El magacine para +65

Los jubilados y el síndrome postvacacional

Finalizado el mes de agosto y ya se empiezan a escuchar los primeros lamentos propios del síndrome vacacional, muchos de ellos vienen de quienes ya finalizaron sus días de desconexión y ya están de nuevo en sus trabajos cargando en sus hombros con la melancolía de sus vacaciones y pensando con el largo invierno que se avecina hasta el próximo verano, pero si después de todo el invierno no es tan largo, por medio está el otoño y la primavera con las buenas cosas que nos ofrecen ambas estaciones. Y sin embargo, otros lamentos vienen de aquéllos que están contando los días que les quedan para volver al trabajo y esa visión de «la botella medio vacía» no les deja disfrutar totalmente de los días que les quedan de desconexión (hay algo ahí, como una vocecita que les recuerda los días en el fondo de sus mentes).

Pero no solo los que retornan a sus trabajos sienten el síndrome postvacacional, también los jubilados, los abuelos, sienten ese síntoma y quizá incluso con una presión mayor en su corazón, y es que en muchos casos para la mayoría de las personas mayores, las vacaciones de verano tanto de sus hijos como las suyas propias son épocas de grandes alegrías y sobre todo de dejar a un lado la soledad que muchas veces sienten durante lo largo del año.

Cuando viven en las zonas rurales es bastante frecuente que los pueblos se llenen de hijos y de nietos que llegan a pasar sus vacaciones, aunque llegue el día de su marcha, siempre hay unos que vienen y otros se van, y de una manera u otra siempre encuentran gente nueva con la que hablar de cosas diferentes, de noticias nuevas, frases e historias nuevas a la rutina vecinal que puede imponer el invierno.

En otras ocasiones la familia decide pasar todos juntos las vacaciones en algún lugar de la costa u otro destino favorito, de este modo los mayores también disfrutan de la playa en compañía, de largos paseos al atardecer con sus familiares y/o amigos, se sienten rodeados, acompañados, y posiblemente los últimos días piensen en ese retorno, en esa vuelta a casa, posiblemente solos, y al igual que a los que retoman su trabajo lo que les deprime es volver al estrés, a los teléfonos sonando, a las órdenes de los jefes…a ellos, los jubilados, lo pueden percibir como un retorno a la soledad.

Por ello, de cara al otoño, es importante no dejar de planear nuestra semana, y también improvisar ¿por qué no? si muchas veces los momentos más divertidos son momentos fruto de la improvisación. No dejes que llegue un nuevo lunes pensando que serán todos los días de la semana iguales… ahí fuera hay muchas cosas nuevas por ver y por hacer.

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