Esta receta es perfecta para un desayuno o una merienda, rica y nutritiva!
Además con un truco que nos aportará un extra: con los copos de avena se puede conseguir ese almidón resistente, éste sirve de un alimento extraordinario para las bacterias «buenas» de nuestra flora intestinal. Por otro lado, cuando consumimos alimentos con mucho almidón, este hace que se dispare la glucosa en sangre de forma rápida, sin embargo al convertir el almidón en resistente, el proceso se ralentiza y esto ayuda a no tener unos picos de glucosa tan altos. El truco es enfriar la avena remojada en la nevera al menos 12 horas, ideal hacer esta receta la noche antes y así la tenemos lista para el desayuno.
Los ingredientes:
-Media taza de copos de avena
-Leche o bebida vegetal
-Lascas de almendra
-1 cucharadita de semillas de chía
-Para el topping:
-1 cucharada de crema de cacahuete
-Arándanos
Para crear el almidón resistente preparamos la noche anterior, cubrimos la avena con la bebida vegetal o leche, ponemos de bebida que sobrepase un tercio de la avena, digamos que un dedo más de bebida, ya que durante la noche la leche absorberá la avena, añadimos también la cucharadita de chía y removemos para que se mezcle todo.
A la mañana siguiente sacamos de la nevera y cubrimos con las lascas de almendra molida, con unos hilos de crema de cacahuete, los arándanos… y a disfruta de éste súper desayuno!